Baño caliente o frío: descubre los beneficios de cada uno
Sobre todo, bañarse a diario, ya sea en frío o en caliente, es algo más que una cuestión de higiene para quienes viven en un país de clima tropical. Con esto, el hábito también contribuye al control emocional de cualquier persona.
En primer lugar, el caso del baño caliente es más emblemático. Pues es prácticamente un consenso que ayuda a relajarse después de un largo y agotador día. Incluso varias investigaciones científicas demuestran que puede ser extremadamente beneficioso para
los que quieren recuperar su musculatura
o mejorar el bienestar.
Sin embargo, el baño frío es un gran estimulante, ayuda a despertar el cuerpo estimulando la oxigenación del cerebro.
Además, hay otros beneficios que los baños ofrecen para la salud en general. A continuación, conocerás el momento adecuado para elegir entre el baño caliente o el baño frío.
Lo que leerá en este artículo:
- Las ventajas del baño frío:
- Efecto tonificante;
- Sensación de despertar;
- Protección de la piel y el cabello;
- Pelo más brillante;
- Tratamiento de la inflamación;
- Estimulación de la circulación sanguínea.
- Las ventajas de un baño caliente:
- Sensación de relajación;
- Relajación muscular;
- Dilatación de los vasos sanguíneos;
- Reducción de la ansiedad y el estrés;
- Limpieza profunda de la piel.
Los beneficios de una ducha fría
Sobre todo, ducharse con agua fría (por debajo de 29°C) tiene el beneficio de su efecto tonificante. En otras palabras, esto se debe a que cuando nos duchamos con agua fría, nuestro calor corporal se pierde muy rápidamente, por lo que nuestro cuerpo trata de normalizar su temperatura.
Además, este proceso colabora en el aumento de la oxigenación del cerebro, lo que nos da la sensación de estar totalmente despiertos y activos.
Sin embargo, los beneficios van más allá, la parte estética también se agradece. A una temperatura entre (22°C y 24°C), el agua ayuda a mantener intacto el manto hidrolipídico. Es una capa invisible formada por el sudor y el sebo. Si quieres un pelo más brillante, la ducha fría es un importante aliado.
En la misma línea, el agua fría también colabora mucho con la salud. El baño frío acaba estimulando la circulación sanguínea, convirtiéndose en un alivio para quienes sufren de dolor en las piernas. El consejo es tomar un baño frío al final del día, cuando el retorno de la sangre al corazón es más lento, por ejemplo.
Del mismo modo, los deportistas también pueden aprovechar una buena ducha fría. Estimula la circulación sanguínea y previene la inflamación después de las actividades deportivas. Sin embargo, no es de extrañar que muchos clubes de fútbol metan a sus deportistas en una bañera llena de hielo después de los partidos, para acelerar el ritmo de recuperación muscular.
Por otro lado, también hay que tener cuidado con la hipotermia. Esto provoca una rápida pérdida de calor por parte del cuerpo. Por lo tanto, trate de empezar el baño caliente y baje gradualmente la temperatura.
Los beneficios de un baño caliente
Por encima de todo, la sensación de relajación es probablemente lo primero que le viene a la mente cuando piensa en un baño caliente. Cuando nos calentamos (por encima de 38°C) nuestro cuerpo empieza a sentir la relajación muscular por la dilatación de los vasos sanguíneos.
Del mismo modo, también combate el estrés. El proceso de relajación de nuestro cuerpo ayuda a reducir la ansiedad y el estrés. Un baño caliente es muy funcional al final de la jornada laboral.
Sin embargo, la dilatación de los vasos también ayuda a reducir algunos tipos de dolores y molestias musculares. Para ello, un chorro de agua caliente en la espalda puede ser un importante aliado en el proceso de recuperación muscular.
El agua caliente también estimula la apertura de los poros de la piel, lo que facilita la absorción de los productos. Por lo tanto, tanto el calor del agua como el vapor generado durante el baño hacen que eliminemos las células muertas.
Del mismo modo, no es correcto decir que cuanto más caliente sea el baño, mejor será para la salud. Los baños muy calientes tienden a acelerar el envejecimiento de la piel y pueden incluso provocar quemaduras.
Para aclarar, entre el baño caliente y el baño frío, lo ideal sería buscar un equilibrio. Con eso, se beneficia de las ventajas de ambos.
Un consejo es empezar el baño con agua más caliente para relajar y estimular la limpieza de la piel, y luego bajar la temperatura poco a poco. En conclusión, con el agua por debajo de 29°C, se produce un proceso de cierre de los poros, generando una barrera protectora natural de la piel.